Sé original, sé blogger

Hoy en la oficina se me acercó un compañero al que le había contado de mi blog y me dijo

"Oye pero... ¿tú copias bastante de otros blogs, no?"

Se imaginarán que me costó mucho reprimir mi instinto asesino y que estuve a punto de
lanzarle encima a la cabra loca, pero mi yo civilizado ganó la batalla interna recordándome
que mi compañero había sido papá recientemente. Sin embargo, aunque ya han pasado varias horas no puedo evitar seguir dándole vueltas en la cabeza al tema.

¿Que tan original soy? ¿Que tan originales somos los bloggers en general? ¿Qué distingue a un blogger de otro? ¿Qué nos hace diferentes?

Es cierto que somos seres humanos, y somos únicos y blablabla, pero a la larga, habiendo millones de bloggers en el mundo (¿son millones o sólo cientos de miles?), ¿no es acaso
probable que ocurra como en esa historia de los monos con máquinas de escribir que
escriben Hamlet? ¿Puede ocurrir, no? Con la diferencia, claro, de que no somos monos, las máquinas de escribir ya son obsoletas y es más probable que escribamos Harry Potter. Pero por el hecho de que haya tanta gente escribiendo, y sobre todo, que pueda ser leìdo por
cualquiera en cualquier lugar del mundo, existe una alta probabilidad de que en un momento dado al menos dos personas escriban algo similar. Y gracias a Google, es muy probable que tarde o temprano alguien lo descubra.

Sí pues. Definitivamente no seré la única persona en el mundo que se da cuenta que Sofía
Mulanovich se parece al hermano de Kevin Arnold (y que el Papa se parece al Emperador Palpatine), que cree que el Pato Donald es un pervertido, que es perseguido por el Chupacabras, que odia al grupo Maná, que admira a Chuck y que cree que llevar el celular en la cintura es súper naco. Pero me gusta escribir, aunque sean las mismas estupideces que escribe medio mundo. Y eso es lo que importa.