El fin está cerca

Esta mañana, mientras me miraba en el espejo del baño, algo brilló sobre mi cabeza.

Lo pensé una vez y me dije que no, yo no me hago brillos ni rayitos ni metrosexualidades por el estilo.

Lo pensé una vez más y me dije que no, no puede ser mugre de pájaro porque la mugre de pájaro no brilla.

A la tercera me dije a mí mismo que los piojos robot no existen.

Entre curioso y asustado acerqué mi cara al espejo y llevé mi mano hacia mi cabeza para investigar con más detenimiento. Y descubrí que era.

Una cana.

Traté de cogerla desesperadamente para arrancarla, y en ese ajetreo, descubrí algo más.

Otra cana.




Sonamos. Dentro de poco tendré que empezar a teñirme el pelo.



¿O mismo Alan García, me lo dejo así para aparentar madurez?