Se volteó mi termo de café, se cayó mi pequeña estatua de Misato Katsuragi (y perdió la cabeza) y uno de mis compañeros de la oficina (casado, con hijo) logró que una chica del trabajo (soltera, sin compromisos) consiguiera salir con él. Aunque es bien sabido que los hombres somos unos hijos de puta y que mujeres que se prestan a la cochinada siempre habrá, no sé, nunca deja de sorprenderme lo fácil que suceden estas cosas.
UY curuju esas cosas que suceden. It`s a hard knock life!
ResponderBorrarqueee y despues las mismas mujeres se quejan que porque tienen mala suerte en el amor.. si es asi prefieor los psicopatas de mi blog jaja
ResponderBorrarmmm solo diria lo que digo en mis dias malos: Shit----happens.
ResponderBorrarsí pues... después tienen cara de quejarse... como si no se buscaran su mal ellas solas.
ResponderBorraránimo, no te dejes deprimir.
Bueno, felizmente se derramó poco café; la estatua no se hizo pedazos, sólo se le rompió la cabeza pero puedo volver a pegársela; sobre el tercer punto: en fin...
ResponderBorrarnombres, necesito nombres!!!
ResponderBorrarY sobre todo, lo fácil que le ocurren esas cosas ... a los demás.
ResponderBorrarTodos somos iguales. Es el gusto por lo prohibido lo que nos hace cometer estupideces (aunque siempre es preferible arrepentirse por algo que hiciste)
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